Estrés: Aprende a gestionarlo.

Solemos utilizar el estrés como cajón de sastre para casi todas nuestras emociones negativas.

¿ Puedes visualizar un cajón de sastre? Un motón de bobinas, agujas y alfileres y otros cachivaches entremezclados que horrorizarían a Mari Condo. Es un lugar donde hay muchas cosas pero resulta casi imposible encontrar lo que necesitamos por el desorden allí presente.

 

El cajón del estrés: ¿Qué solemos meter dentro?

Si queremos aprender a gestionar nuestro estrés, tendremos que saber exactamente qué emociones estamos sintiendo y nos «estresan.» Poner palabras concretas sobre lo que sentimos nos lleva a poder tomar perspectiva y actuar para llevarlo mejor.

 

Ejemplos de cómo utilizamos la palabra «estrés» para distintas realidades:

  • » Estoy estresada porque tengo una presentación mañana.»
  • » Llegas tarde, esto me estresa.»
  • «Qué estrés todas estas reuniones a las que me convocaron y me da miedo dar mi opinión.»
  • «Qué estrés este tráfico.»

No es lo mismo el miedo a hablar en público que la impaciencia a la hora de esperar a alguien.  De la misma manera, no es igual tener un exceso de tareas que el miedo a ser juzgada o la incomodidad de llegar tarde.

El estrés es consecuencia de un exceso de emociones a las que no hacemos caso. Descartes dijo «Pienso luego soy» y lo basamos todo sobre nuestra faceta pensante. Aunque, realmente, el ser humano es un ser «sintiente.» Si hablamos del estrés como término genérico, no podemos oír el mensaje que tienen las emociones para nosotros.

 

¿Qué son las emociones?

Las emociones son fisiológicas y comunes a todos los humanos. Claro está que cada uno vivirá las emociones de una manera más o manos intensa en función de su personalidad o de su cultura. Han permitido al ser humano sobrevivir hasta hoy. Tienen una función importantísima: nos mandan mensajes. Transmiten mensajes como que estás en peligro, tus límites han sido invadidos, estás a gusto con esta persona, deberías descansar o estás a punto de exponerte.

Cambiamos nuestra relación con nuestro entorno gracias a las emociones. Nos avisan de cómo va nuestra vida y nos empujan a la acción. Por eso, el no escucharlas es una actitud arriesgada que provoca desenlaces poco agradables. Una emoción no se va así como así. Cuando no escuchas el mensaje que viene a darte, la emoción crece, crece…hasta que se hace insoportable.

No estar conectadas con nuestras emociones es estar desconectadas de nosotras mismas. Eso nos lleva a una pérdida de energía, de control y a la ansiedad.

Un ejemplo:

Pongamos que me siento triste. No hablamos de la tristeza inherente a un duelo sino de estas tristezas que, de vez en cuando, visten tus días. ¿Qué hay detrás de esta tristeza?

¿Me siento triste porque estoy cansada? En este caso el mensaje puede ser: Necesito hidratarme, hacer una pausa, dormir más horas, hacer deporte para deshacerme de la energía negativa que me termina agotando…

¿O es porque me siento desamparada? Necesito ayuda, conocimientos…

¿Mi tristeza es mi manera de expresar mi ira? Necesito definir mis limites y defenderlos, ser asertiva…

¿Me siento triste porque me contagio de las emociones de otros a mi alrededor? Necesito proteger mi energía y quizás alejarme…

Podría seguir pero creo ya veis por dónde voy. Detrás de una emoción pueden esconderse muchas necesidades y somos responsables de reconocerlas y aquietarlas.

Para saber más sobre las necesidades que pueden estar detrás de nuestras emociones y nuestro estrés, te dejo el link de mis Emo-Cards: https://chrystelcoach.com/emo-cards/

 

¿Cómo gestionamos nuestro estrés?

Acabamos de ver que debemos averiguar cuáles son las emociones que llamamos estrés…

A ver…esta emoción tan fuerte, ¿Cuál es exactamente? 🧐 (Probablemente haya más de una emoción…)

¿Qué pasa en tu cabeza, qué te dices? En la mayoría de las situaciones, lo que pensamos suele ser más estresante que la situación misma.

¿Y qué pasa en tu cuerpo?

Haz una lista de todo lo que te preocupa. ¿Qué pertenece al pasado y no puede ser cambiado? ¿Qué pertenece al futuro y no depende de ti?

¿Qué depende de ti? ¿Qué puedes hacer? Puedes escoger tus pensamientos. ¿Cuáles vas a dejar atrás? ¿Qué pensamiento te ayudaría?

Respira.

Las emociones piden acción. Si no nos movemos y no cambiamos nada, no estamos en nuestra vida. Vamos a la deriva y eso, tarde o temprano, lo pagamos.

¿Qué es lo que sabes que tienes que hacer pero no lo haces por miedo, inseguridad o pereza?

Da un primer paso en esta dirección, pide ayuda y luego felicítate…estás retomando las riendas.

¿Qué precio estás pagando por no cambiar nada?

Mira cada una de las emociones que componen tu estrés, acógelas y escúchalas. ¿Qué necesitas?

 

Sé, por experiencia propia y la de mis clientas, que se puede aprender a gestionar esta sensación de agobio. Por lo menos podemos bajar su intensidad y ya es algo importante. Necesitas la voluntad de liberarte de un gran peso y dar pasitos escuchando tus emociones.

Además de disminuir tu nivel de estrés, puedes disfrutar de las vitaminas mentales; te dejo el link de un artículo en el que te cuento lo que son: https://chrystelcoach.com/bienestar-3-maneras-de-embellecer-tu-vida/

Cuéntame en comentarios tus trucos para gestionar el estrés o si te funciona lo que te acabo de contar…

 

 

 

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